La alcoholexia es una enfermedad que se caracteriza por la mezcla de altas dosis de alcohol junto con trastornos alimenticios como la bulimia y anorexia. A pesar de no estar aún tipificada médicamente, esta enfermedad preocupa en los ámbitos de salud ya que muchos jóvenes, víctimas de la moda y la presión por adaptarse, dejan de comer y pretenden compensar esto con una alta ingesta de alcohol.
Este trastorno afecta especialmente a mujeres de entre 16 a 40 años, que se someten a padecer hambre y luego beben alcohol en exceso pretendiendo compensar la falta de nutrientes y también buscar aceptación, diversión o emparchar algún tipo de depresión.
Quienes padecen alcoholexia tienen un doble problema: por un lado la desnutrición causada por la sola ingesta de alcohol, ya que sus calorías no aportan ningún tipo de vitamina, proteínas o mineral que pueda reemplazar al alimento, y la intoxicación etílica que puede llevar al coma alcohólico e incluso a la muerte.
Esta enfermedad se hizo pública gracias a un grupo de estrellas de Hollywood, que se exhibían ebrias públicamente y siempre lucían muy delgadas. Por esta razón, la alcoholexia se ha catalogado como la enfermedad de moda entre las celebridades, que en la actualidad se está extendiendo peligrosamente a otras mujeres que ven en ellas un modelo estético a emular.
Consultado por Hoy, el médico psiquiatra especialista en adicciones José Contartese dijo que “la presión social por estar delgadas, que hace caer a muchas mujeres en la anorexia, se está combinando con el abuso de alcohol, el cual se ha ido generalizando en los últimos tiempos en nuestro país”. Agregó que “dentro de las estadísticas de América Latina, la Argentina es el país con mayor incidencia de casos de mujeres con trastornos alimenticios”.
El origen
Esta enfermedad fue descubierta por especialistas norteamericanos que no dudaron en asociar la obsesión por la delgadez y la búsqueda de legitimidad social en el exceso de consumo de alcohol. Derivada de la palabra inglesa drunkorexia, esta enfermedad es relativamente nueva y ha venido a engrosar la lista de los trastornos alimentarios y a despertar la preocupación de los especialistas.
El gran peligro que acarrea esta práctica es que no hay alimentos presentes en el estómago para frenar la absorción de alcohol en el sistema, lo cual lleva a un rápido estado de embriaguez y a una posterior intoxicación etílica.
El grupo de riesgo de este mal lo constituyen principalmente chicas jóvenes, de entre 16 a 30 años pero también puede darse en mujeres de 40 y hasta 50.
Las mujeres adultas suelen ocultar mejor sus síntomas que las más jóvenes. En muchos casos los maridos o familiares recién se enteran cuando aparecen problemas de fertilidad, pérdida de embarazos o crisis agudas. También puede explicarse como una especie de prolongación de la adolescencia. Las jóvenes de más de 25 años suelen expresar el miedo a crecer, por ejemplo, cuando tardan en irse de la casa de sus padres. También cuando se niegan a tener hijos por miedo a engordar.
Por la general se trata de mujeres que se mantienen en 8 o 10 kilos por debajo de su peso saludable, con ciclos más o menos agudos, que lamentablemente en muchos casos pasan desapercibidos, ya que los cánones estéticos actuales exaltan la delgadez extrema.
En el caso de mujeres adultas, Contartese manifestó que “puede haber un rebrote de este trastorno a partir del cambio metabólico, que en muchas mujeres se correlaciona con un cambio en su peso, y esto puede desencadenar en una depresión”. Advirtió que “hay que tomarla como una enfermedad crónica y continuar debidamente con el tratamiento, la clave del éxito es el seguimiento del caso”.
Las consecuencias de la alcoholexia son devastadoras: con la ingesta prolongada de alcohol se deterioran las neuronas y esto puede derivar en una pérdida de conciencia, una distorsión de la realidad, ya que continuamente se perciben gordas cuando en realidad están muy delgadas, y varios trastornos de la conducta, pudiendo desencadenar en aislamiento social y hechos de agresión y violencia física.
Según datos estadísticos, el 30% de las mujeres que tiene problemas con el alcohol también tienen algún tipo de desorden alimenticio.
Síntomas y tratamiento
Quienes padecen enfermedades nerviosas asociadas a la alimentación, tales como la alcoholexia, presentan síntomas como hinchazón del rostro y deterioro físico evidente debido al vómito. En muchos casos son personas que no suelen compartir comidas y si lo hacen comen compulsivamente. También suelen darse largas duchas después de comer y no pueden divertirse sin alcohol, llegando a beber a solas o a escondidas.
Ante la sospecha de que alguien de nuestro entorno puede padecer alcoholexia, lo primero que se debe hacer es observar las señales. Por ejemplo, un indicio puede ser cuando la persona se muestra obsesionada con las calorías que contienen los alimentos o tiene una pérdida de peso abrupta en un lazo de tiempo de entre 3 a 6 meses.
En el caso del alcohol, la repetición de la conducta y la dependencia son síntomas de alerta. Es decir, si una persona necesita del alcohol para relajarse o divertirse, sin lograr salir de ese estereotipo, entonces hay un problema.
Ante la detección de la enfermedad debe acudirse rápidamente el médico para que diagnostique el caso particularmente. El tratamiento de esta enfermedad requiere de un trabajo en conjunto entre diferentes profesionales de la salud. Entre ellos, un médico de cabecera, un nutricionista y un psicólogo, que deberá encausar su tarea haciendo un diagnóstico del paciente pero, sobre todo, incluyendo a su ambiente familiar en el tratamiento, lo que resultará fundamental para poder avanzar hacia una cura.
El exceso de alcohol y la falta de alimento generan un gran engaño, ya que brindan a quien padece esta dependencia la sensación de que puede controlar su peso, su estado de ánimo y su euforia.
Debajo de esta máscara, la alcoholexia puede derivar en graves problemas como el deterioro generalizado del cuerpo, la falta de oxigenación, problemas cardíacos y accidentes de tránsito, entre otros.
